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in Revista MVZ Córdoba
Densidad de alojamiento, sexo y estación del año sobre la inmovilidad tónica en pollos parrilleros
Resumen
Objetivo. Evaluar el efecto de la densidad de alojamiento, la época del año y el sexo sobre el tiempo de latencia y el número de intentos de inducción de la inmovilidad tónica en pollos parrilleros en un sistema de producción industrial.Material y métodos. Se empleó un total de 216.000 pollos híbridos comerciales Cobb500, criados en lotes mixtos, 54.000 en cada una de las cuatro estaciones del año, en galpones oscurecidos de ventilación forzada tipo túnel, bajo dos densidades de alojamiento: estándar (14 pollos/m.) y reducida (12 pollos/m.). El día 35 se extrajeron 90 aves de cada sexo, de cada densidad y en cada estación del año, se realizó la prueba de inmovilidad tónica y se registró el tiempo de latencia en segundos (s) y el número de intentos de inducción. Resultados. La densidad afectó significativamente (p<0.005) el tiempo de latencia, con valores de mediana (Mna) y rango intercuartílico (RI) de 72 s (38-143) para la densidad estándar y 63 s (36-127) para la densidad reducida. En el número de intentos la diferencia fue marginalmente significativa. No se observaron diferencias significativas entre sexos ni entre estaciones en ninguna de las dos variables.Conclusiones. La duración de la inmovilidad tónica es una herramienta útil como indicador de miedo en situaciones específicas. La disminución de la densidad reduce el período de latencia y se requieren más intentos de inducción en pollos, en tanto que el sexo y la estación del año no producen el mismo efecto.
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INTRODUCCIÓN
La producción industrial de carne de aves, así como otras cadenas que involucran la crianza intensiva de animales, conlleva el interés por el cumplimiento de los dominios del bienestar animal. Estos refieren a un componente físico que incluye la nutrición, el ambiente, el comportamiento y la salud, y un componente ligado a los estados mentales entre los que se encuentra el miedo (1). El miedo es un estado indeseable de sufrimiento que sirve a los animales para protegerse de peligros potenciales tales como predadores, interacción con personas o cambios en el ambiente. Puede manifestarse mediante escapes violentos o pánico, heridas, dolor y, en algunos casos, la muerte del individuo. Las respuestas habituales frente a una amenaza son el intento de escape, el vuelo, la pelea o la inmovilización del animal amenazado. Se han utilizado diferentes pruebas para evaluar el miedo en las aves (2). Entre ellas se encuentra la prueba de inmovilidad tónica, descrita por primera vez por Schwenter en el año 1636 (3). Definida como una conducta no aprendida provocada por la restricción física, caracterizada por un estado catatónico de capacidad de respuesta reducida y duración variable (4), es uno de los indicadores más utilizados para evaluar respuestas a situaciones de estrés en la gallina. Mediante su aplicación es posible detectar la presencia de miedo en los pollos como paso previo a la implementación de acciones orientadas a reducirlo o evitarlo.
Es conocido que el miedo, a través de la generación de una respuesta de estrés, afecta la producción y disminuye la rentabilidad en los sistemas avícolas intensivos (5). La prueba de inmovilidad tónica ha sido empleada para evaluar posibles diferencias entre sexos en relación con la respuesta de estrés a largo plazo, monitoreando la reacción de los pollos después de haber sido expuestos a un corto período de estrés en su vida temprana, aunque los resultados no han sido concluyentes (6).
La inmovilidad tónica también es un indicador útil para evaluar la adaptabilidad de las aves a variaciones en las condiciones climáticas de crianza. Las reacciones de miedo provocadas en diferentes situaciones climáticas producen el despliegue de comportamientos defensivos cuya intensidad puede variar de acuerdo con la situación emocional del animal en respuesta al entorno (7). Se ha observado que el tiempo de inmovilidad se encuentra influido por la densidad de alojamiento aplicada en distintas situaciones productivas. Más allá de los conocimientos existentes sobre el efecto de estos factores sobre la inmovilidad tónica, se hace necesaria su evaluación en las condiciones extremas del subtrópico húmedo, como las existentes en el noreste de la provincia de Santa Fe.
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto de la densidad de alojamiento, la época del año y el sexo sobre el tiempo de latencia y el número de intentos de inducción de la inmovilidad tónica en pollos parrilleros en un sistema de producción industrial.
MATERIAL Y MÉTODOS
Localización y animales. El trabajo se llevó a cabo en una granja comercial del área de influencia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Reconquista (Santa Fe, Argentina) a 28°45’11” latitud sur y 59°28’05” longitud oeste. Se empleó un total de 216.000 pollos híbridos comerciales Cobb500, criados en lotes mixtos, 54.000 en cada una de las cuatro estaciones del año, en galpones black out de ventilación forzada tipo túnel, bajo dos densidades de alojamiento: estándar (14 pollos/m.) y reducida (12 pollos/m.).
Variable de estudio. En cada estación del año y en el día 35 del ciclo de crianza, se extrajo de cada densidad una muestra aleatoria de 180 aves, 90 de cada sexo, que no habían sido manipuladas previamente. Estas se sometieron a la prueba de inmovilidad tónica, la que se indujo siguiendo la metodología descrita por Jones y Faure (8). Brevemente, una vez atrapada, cada ave se colocó en decúbito dorsal, sobre una superficie de plástico con la cabeza colgando. En dicha posición, el operador la contuvo durante 15 segundos ejerciendo una leve presión con la mano sobre el esternón. El observador se sentó a plena vista del ave, aproximadamente a 1 m de distancia, y fijó sus ojos en esta haciendo uso de la propiedad del contacto visual para inducir miedo. Si el ave permaneció inmóvil durante un lapso mínimo de 10 s después de que el operador hubiera retirado su mano, la inducción se consideró satisfactoria. En tal situación, el observador cronometró el tiempo hasta que el ave se enderezó, lapso denominado tiempo de latencia. Si el ave se enderezó en menos de 10 s, el intento de inducción de la inmovilidad tónica se consideró nulo y se repitió el procedimiento de restricción. Esta secuencia se reiteró hasta un máximo de tres veces y se registró el número total de intentos de inducción. Si, luego del tercer intento, no se logró la inducción de la inmovilidad, a los efectos del análisis se asignó un valor 0. Si el ave no mostró una respuesta de enderezamiento durante un período de prueba de 5 minutos, se le otorgó al tiempo de latencia una puntuación máxima de 300 s. En consecuencia, las variables duración de la inmovilidad tónica y número de intentos de inducción tomaron valores comprendidos entre 0 y 300 s y entre 1 y 3 intentos, respectivamente.
Análisis estadístico. Los efectos de la densidad de alojamiento y del sexo sobre el tiempo de latencia se evaluaron, por separado, con la prueba U de Mann Whitney de comparación de medianas, mientras que, para el efecto de la estación del año, se utilizó el análisis de la variancia a un criterio, por rangos, de Kruskal-Wallis. El efecto sobre el número de intentos se evaluó con la prueba de Chi Cuadrado.
RESULTADOS
La tabla 1 muestra el tiempo de latencia y el número de intentos requeridos para lograr la inmovilidad tónica en función de las dos densidades de alojamiento estudiadas. La densidad afectó en forma significativa el tiempo de latencia con mayores valores para las aves bajo densidad estándar. En el caso del número de intentos, la diferencia fue marginalmente significativa, con una mayor proporción de pollos criados con densidad estándar inducidos a la inmovilidad tónica en el primer intento.
No se observaron diferencias significativas entre sexos en ninguna de las dos variables (Tabla 2).
La tabla 3 resume el efecto de la densidad de alojamiento en cada sexo. Tanto en machos como en hembras, el tiempo mediano de latencia fue mayor en las aves bajo densidad estándar. No se observaron diferencias significativas en el número de intentos de inducción.
No se observaron diferencias significativas entre estaciones del año en los valores de los dos indicadores asociados a la prueba de inmovilidad tónica (Tabla 4).
La tabla 5 muestra los kilogramos de ave producidos por unidad de superficie de galpón al final de la crianza y la diferencia relativa entre ambas densidades de alojamiento según cada estación del año. Estos resultados muestran que la reducción de la densidad de alojamiento ocasionó una disminución en la cantidad de kilogramos alcanzados por metro cuadrado. De esta manera, el peso vivo superior obtenido individualmente por las aves alojadas con densidad reducida no fue suficiente para compensar la mayor producción global conseguida en el galpón con densidad estándar.
La figura 1 muestra el efecto de la densidad de alojamiento en cada una de las estaciones del año. No se observaron diferencias significativas según densidad en verano (p=0.169) ni en otoño (p=0.898), en tanto que el tiempo de latencia de las aves alojadas con densidad estándar fue estadísticamente mayor en invierno (p=0.031) y mostró una diferencia marginalmente significativa en el mismo sentido en primavera (p=0.057). En estas dos últimas estaciones se observaron, además, diferencias en los valores que definen el límite superior del tercer cuartil, los que fueron mayores en las aves alojadas con densidad estándar, por lo que aquellas alojadas con densidad reducida, que ocupan dicho cuartil, presentan un comportamiento más concentrado de los valores del tiempo de latencia. Al observar el número de intentos de inducción en verano y otoño, se constató que un mayor número de pollos en la densidad estándar requirieron un intento de inducción en ambas estaciones, diferencia que fue estadísticamente significativa en verano (p=0.003), no así en otoño (p=0.065), aunque con una tendencia marcada. En cuanto a lo observado en invierno y primavera, el número de intentos de inducción no fue diferente (p=0.898 y p=0.870, respectivamente) y los valores entre las densidades fueron casi coincidentes.
DISCUSIÓN
La inmovilidad tónica es una conducta no aprendida provocada por estímulos de distinto origen, caracterizada por un estado catatónico en el que la capacidad de repuesta se encuentra reducida durante un período de tiempo variable y se la ha interpretado como una respuesta de los vertebrados a la amenaza de predación. Se ha señalado que la inmovilidad tónica mide el nivel de miedo en las aves de corral, por lo que se la utiliza como herramienta para evaluar el bienestar en la producción avícola industrial (9). Teniendo en cuenta que la época del año, el sexo y la densidad de alojamiento influyen en el estado emocional en las aves, en el presente trabajo se hipotetizó que estos factores podrían afectar el período de latencia e intentos de inducción de la inmovilidad tónica en pollos parrilleros, mantenidos en un sistema de producción industrial.
La creciente necesidad de mejorar los índices técnicos en la producción de carne aviar a escala industrial ha llevado al desarrollo de estrategias de manejo tendientes a mejorar la eficiencia del sistema. Entre ellas, el aumento de la densidad de alojamiento ha prevalecido por su factibilidad de aplicación sin aumentos relativos en los costos de producción. En el presente trabajo, el aumento del espacio disponible se tradujo en una disminución del tiempo de latencia junto a un incremento en el número de intentos para lograr la inducción, lo que sugiere que los pollos alojados con mayor espacio presentan una situación mental de mayor equilibrio y una menor reactividad ante un estímulo amenazante. Sin embargo, los resultados de la prueba de inmovilidad tónica que dan cuenta del miedo como una causa de estrés no se reflejaron en mejoras de la producción física obtenida. La práctica de incrementar la densidad de alojamiento con la finalidad de maximizar la rentabilidad es una norma general de manejo de uso rutinario en las granjas de engorde, empleada como herramienta para disminuir costos de producción. En este estudio, se obtuvieron diferencias que confirman este supuesto, dado que la densidad estándar produjo una mayor cantidad de kilogramos de pollo por metro cuadrado que estuvo en el orden del 7 al 10%, a excepción del invierno donde esta diferencia fue menor. Los valores de inmovilidad tónica obtenidos en este estudio coinciden con los reportados por otros autores para pollos de engorde en sistemas de producción industrial (10). Uzum y Toplu (11) estudiaron alternativas para disminuir los efectos negativos del estrés térmico, entre las cuales la disminución de la densidad generó menor tiempo de latencia en la prueba de inmovilidad tónica. Tahamtani et al (12) demostraron que la disminución de la densidad y el enriquecimiento del ambiente, mediante colocación de rampas y la provisión de perchas, resultaron en menor tiempo de latencia. Por su parte, Bach et al (13) equipararon el distanciamiento de comederos y bebederos con un aumento de la densidad de alojamiento con mayores valores para la prueba de inmovilidad tónica. El aumento de la densidad provoca reacciones de miedo demostrables también en otros sistemas de producción, pollos criados en jaulas a altas densidades arrojaron mayores valores de inmovilidad tónica (14). Sin embargo, Das y Lacin (15) no observaron mayores valores en el tiempo de latencia de la inmovilidad tónica luego de estudiar dos densidades (12 y 20 pollos/m.) con valores aún mayores que los aplicados en este trabajo. Pollos que fueron alojados a distintas densidades no presentaron diferencias en el tiempo de latencia, pero los que estuvieron a baja densidad pasaron más tiempo de pie, sentados o acostados (16). Campbell et al (17) no observaron diferencias entre grupos de aves que pastoreaban con distinta densidad, mientras que Larsen et al (18) reportaron valores de inmovilidad más altos en gallinas que accedieron menos tiempo al pastoreo comparadas con las de acceso alto. Es así que la reducción en la densidad de alojamiento confiere a los pollos oportunidades para moverse y explorar su entorno, lo que tiene una influencia positiva en su estado mental.
Las pruebas que valoran el miedo han dado resultados contradictorios entre machos y hembras, aunque se presupone que existen diferencias en la tendencia a desarrollar reacciones de miedo entre ambos sexos. Los resultados del presente estudio no demostraron diferencias entre sexos para el tiempo de latencia y el número de intentos de la prueba de inmovilidad tónica, lo cual coincide con Altan et al (10), que no encontraron diferencias entre sexos en dicha prueba en pollos de engorde a los 49 días de edad. Archer (19) estudió el efecto de la genética y el sexo sobre la respuesta de miedo en dos pruebas diferentes y observó un mayor tiempo de latencia y un menor número de intentos en machos, independientemente del genotipo al que pertenecían. En discordancia con nuestros hallazgos, Agnvall et al (20), trabajaron con la tercera generación del gallo rojo de la selva (antecesor del pollo doméstico) y hallaron valores más altos de tiempo de inmovilidad en las hembras que en los machos y mayor reacción en estas ante la prueba de miedo a los humanos. También Nätt et al (21) señalaron que las hembras permanecieron en inmovilidad un tiempo más prolongado que los machos, a la vez que vocalizaron más e hicieron más intentos de escape en el test de predador, lo que indica que tenían más miedo. Estos autores también observaron que, si bien las hembras fueron más activas, los machos mostraron mayor evidencia de comodidad al perchar y presentar comportamiento de salto/vuelo. Esta diferencia en los roles comportamentales específicos de cada sexo, aunque conocida, no ha sido explicada en sus mecanismos más íntimos de generación.
El mejoramiento genético avícola ha llevado a la obtención de pollos más eficientes desde el punto de vista productivo, pero menos resistentes a las variaciones del entorno, que pueden reflejarse en aspectos relacionados con el estado emocional de las aves, lo que se traduce en una mayor dependencia de estas a un ambiente adecuado. El entorno avícola intensivo es considerado comúnmente como un sistema estresante producto del confinamiento en galpones, lo que hace difícil el ajuste de los factores de confort a las características del clima de la región en que se desarrolla la actividad. Las modernas líneas comerciales de pollos de engorde, mejoradas para un rápido crecimiento, se caracterizan por presentar dificultades a la hora de hacer frente al ambiente adverso, lo que confiere al medio interior del galpón un rol importante en el suministro de condiciones favorables de bienestar. En el presente estudio no se registraron diferencias significativas para la prueba de inmovilidad tónica relacionadas con la estación del año, lo que permite suponer que no tuvo un efecto marcado sobre el estado emocional de los pollos. Skomorucha et al (22) estudiaron los efectos del estrés provocado por la elevada temperatura en el segundo período de crianza de tres genotipos de pollos híbridos sobre la duración de la inmovilidad tónica, y observaron un mayor tiempo de latencia en uno de los genotipos empleados, lo que sugiere una menor tolerancia de este genotipo a los niveles de bienestar reducido, asociados a la temperatura elevada. Fidan et al (23), asumiendo que los programas de luz pueden constituir un factor de estrés fisiológico para las aves, estudiaron el fotoperiodo y la intensidad de la luz sobre la inmovilidad tónica en pollos híbridos estándar, y no registraron diferencias estadísticas en ninguna de las variables. En un ensayo con valores de temperatura fuera de la zona termoneutral para los pollos de engorde, Egbuniwe et al (24) observaron que la administración de ácido ascórbico redujo la duración de la inmovilidad tónica con respecto a un grupo control.
En conclusión, la duración de la inmovilidad tónica es una herramienta útil como indicador de miedo en situaciones específicas. La disminución de la densidad reduce el período de latencia y aumenta el número de intentos de inducción en pollos en zona tropicales, en tanto que el sexo y la estación del año no producen el mismo efecto.
Comité de ética
La metodología utilizada en los experimentos fue aprobada por el Comité interno para el Cuidado y Uso de Animales de Experimentación del Centro Regional INTA Santa Fe (protocolo 18-001).
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
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