in Revista MVZ Córdoba
Evaluación reproductiva y costos en programas de empadre estacional con Bos indicus en trópico mexicano
Resumen
Objetivo. Comparar el desempeño reproductivo de vacas Bos indicus posparto y abiertas, así como evaluar el costo de retener vacas vacías al final de una temporada de empadre en el trópico mexicano. Material y métodos. Se incluyeron 128 vacas Bos indicus, 87 vacas posparto (PP) con ≤90 días posparto y 41 vacas abiertas (OC) con >90 días abiertos. El estudio se dividió en tres fases: 1) Sincronización de celos (día 0-10) e inseminación a tiempo fijo (IATF), 2) Detección de celos e IA (día 11-45) y 3) Monta natural (día 46-90). Para la primera fase, todos los animales fueron sincronizados inseminados IATF (día 10). Las vacas que mostraban signos de estro (día 11-45) fueron inseminadas (IA). Las vacas abiertas durante las dos fases anteriores fueron expuestas al toro. Resultados. La tasa de gestación en la fase 1 fue 58.6% y 34.1% (p<0.01), para PP y OC, respectivamente. Durante la fase 2, el porcentaje de gestación fue 42.5% (p>0.05), mientras que en la fase 3, la tasa de preñez fue 44.2% (p>0.05). El costo de una vaca OC fue tres veces más que las vacas PP. Conclusiones.La tasa de preñez durante la primera etapa, de la estación reproductiva, fue mayor para vacas PP que vacas OC. Al final de la estación reproductiva la tasa de gestación fue 80 %. El costo beneficio de retener animales no preñados después de una corta temporada de empadre no es económicamente factible para una unidad de producción vaca-becerro.
Main Text
INTRODUCCIÓN
En los países localizados en zonas tropicales, ha crecido el interés por la implementación de programas de Inseminación Artificial (IA) utilizando detección de estro seguido de monta natural en combinación con una temporada corta de empadre. No obstante, existe una variedad de factores que pueden influir en el éxito de la IA. Entre estos se encuentran la breve duración del estro, la duración del periodo posparto, fallas en la detección de estros y la falta de compromiso pleno con el programa (1,2). Varios estudios (3,4) han mostrado resultados alentadores en protocolos que incorporan combinaciones hormonales para sincronizar el ciclo estral de las vacas, con la ventaja de que pueden ser utilizados tanto en vacas cíclicas como anéstricas. El uso de esta técnica ha permitido que la inseminación en una fecha determinada, también conocida como inseminación artificial de tiempo fijo (IATF) se convierta en una alternativa popular, evitando de esta forma los errores en la detección de estros.
Independientemente del programa de reproducción utilizado en las unidades de producción bovina, el éxito económico de la ganadería productora de becerros depende de tener buenas tasas de preñez en una temporada corta de empadre. De tal forma, que una temporada compacta de partos es un componente esencial del manejo reproductivo de las vacas con cría al pie. Las vacas que paren al inicio de la temporada tendrán la ventaja de un período de recuperación más largo después del parto, mejorando la posibilidad de quedar gestantes durante la siguiente temporada de empadre, así como la de disminuir la probabilidad de que sea descartada (5). No obstante, se ha observado en diferentes experimentos (6,7) que aproximadamente 20% de las vacas no quedan gestantes al final de una temporada corta de empadre. Además, Stagg et al (8) y Sinclair et al (9) informaron que alrededor de 15% de las vacas no responden a la eliminación del efecto del amamantamiento y vínculo de madre-cría, trayendo como resultado intervalos posparto prolongados, a menudo descritos como anestros profundos. Por esta razón, la monta natural se emplea comúnmente en vacas que no quedan preñadas después de un programa de IA (para su revisión véase Galina y Orihuela (2). Por otro lado, el uso de toros en programas con monta natural por sí mismo no es garantía de buenas tasas de gestación. Diferentes estudios Chacón (10), Chenoweth y Mc Pherson (11) señalan que cuando se realiza la evaluación de la salud reproductiva del semental (BSE), alrededor de 15-35% de los toros de razas cárnicas son clasificados como no aptos como reproductor potencial. Barth (12), indicó el éxito de una temporada corta de cría utilizando toros en hatos de carne, dependen entre otros factores de la identificación temprana de toros sub fértiles e infértiles.
Por todo lo anterior, se plantean las siguientes preguntas ¿cuáles son las implicaciones económicas de retener vacas no gestantes del año anterior e incorporarlas en un nuevo programa de IA? Además, ¿Qué tan rentable es el uso de monta natural después de un programa de IA? El objetivo del presente estudio es comparar el desempeño reproductivo de vacas Bos indicus posparto y abiertas, así como evaluar el costo de retener vacas vacías al final de una temporada de empadre en el trópico mexicano.
MATERIAL Y MÉTODOS
Localización. El estudio se realizó en el Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Ganadería Tropical perteneciente a la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, ubicado en el estado de Veracruz, México. Localizado a 20° 04′N y 97° 03′W, con clima tropical húmedo, temperatura media anual de 24°C y precipitación pluvial media anual de 1742 mm.
Declaración ética. Los métodos utilizados durante la presente investigación fueron aprobados por el Comité Interno de Cuidado Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México, en concordancia con el Código de Ética de la Asociación Médica Mundial (Declaración de Helsinki).
Animales. Se utilizaron 128 vacas Brahman multíparas sanas diagnosticadas no preñadas por medio ultrasonografía. Se dividieron en dos grupos: vacas posparto (PP) con ≤90 días abiertos (n=87) y vacas abiertas (n=41) (OC) con >90 días abiertos. La edad promedio y el número de partos fueron de 5±2 y 3±2, respectivamente. Todos los animales se mantuvieron en condiciones de pastoreo rotacional en praderas con pasto estrella africana (Cynodon nlemfuensis), y gramas nativas (Paspalum spp. y Axonopus pp), complementado con sales minerales y agua ad libitum.
Diseño experimental. El estudio comprendió tres fases: 1) Sincronización de estros seguida de IATF (día 0-10), 2) Detección de estros e IA (día 11-45) y 3) Monta natural (día 46-90). Todas las vacas (n=128) fueron incluidas en la primera fase (día 10). En la segunda fase las vacas que mostraban signos positivos de estro (día 11-45) fueron inseminadas artificialmente bajo la regla AM/PM. Finalmente, todas las vacas diagnosticadas vacías del período anterior fueron expuestas a un toro de 6 años de fertilidad probada (Figura 1).
Fase 1. Al inicio del empadre ambos grupos recibieron un protocolo de sincronización de estro con 2 mg de benzoato de estradiol (BE) y un dispositivo de liberación controlada (CIDR) con 1,9 g de progesterona natural. Al retiro del CIDR (día 8) aplicación de 400 UI de gonadotropina coriónica equina (eCG) junto con 25 mg de prostaglandina natural (Pgf2α). Posteriormente en el día 9, aplicación de 1 mg BE. La inseminación artificial a tiempo fijo (IATF) se realizó a las 56±2 h después del retiro de CIDR. Fase 2. Detección de estro (DE) e inseminación artificial (IA) realizada del día a 11 hasta el día 45. Fase 3. Periodo de monta natural desde el día 46 y hasta el final de la temporada reproductiva día 90.
Manejo reproductivo. Sincronización de Estros y IATF. Todas las vacas fueron sincronizadas utilizando un protocolo basado en el uso de un dispositivo con 1.9 g de progesterona natural (CIDR 1900 Cattle Insert, Zoetis, México) y la administración de 2 mg IM de benzoato de estradiol (Benzoato de Estradiol, Zoetis, México) el día de la inserción (día 0). Al retiro del CIDR (día 8) se administraron 400 UI IM de eCG (Novormon 5000, Zoetis, México) junto con 25 mg de Prostaglandina F2 alfa IM (dinoprost trometamina, Lutalyse, Zoetis, México). En el día 9, se aplicó 1 mg de benzoato de estradiol (Benzoato de estradiol Zoetis, Zoetis, México). La IATF se realizó a las 56±2 h después del retiro de CIDR.
Detección de Estro + IA. La detección de estro se llevó a cabo durante dos períodos al día (06:00 a 08:00 a.m. y 16:00 a 18:00 p.m.). Se consideró que la vaca se encontraba en estro cuando aceptaba la monta por otra vaca (13). La IA se realizó bajo el sistema AM-PM.
Exámenes de ultrasonido. Dos días antes de cada fase del programa de empadre se evaluó la presencia de un cuerpo lúteo (PCL), utilizando un ultrasonido (Aloka SSD 500, Tokio, Japón) con un transductor de 7 MHz.
Se tomaron muestras de sangre en la vena o arteria coccígea. Progesterona se midió utilizando un kit ELISA (DRG. Progesterona ELISA, Alemania). La presencia de un cuerpo lúteo viable se determinó cuando los valores de progesterona estaban por encima de 1 ng mL (14). Un valor de 1, indicaba la ausencia de cuerpo lúteo y de niveles progesterona de < 1 ng mL y 2; si un cuerpo lúteo visible estaba presente y los niveles de progesterona eran > 1ng mL.
El diagnóstico precoz de gestación se realizó a los 35 días después del servicio de IATF, IA o toro. y continuó cada 7 días durante el período de monta natural, para registrar lo más cerca posible el tiempo real de gestación. El diagnóstico fue llevado a cabo por ultrasonografía transrectal, utilizando un ecógrafo (Aloka SSD 500, Tokio, Japón) con un transductor lineal de 7 MHz. Para confirmar la preñez se identificó la presencia de la vesícula amniótica, el propio embrión y sus latidos cardíacos. La tasa de gestación se calculó sobre la base de estos datos.
Evaluación de la condición corporal (CC). La puntuación de la condición corporal fue calificada en la escala 1 (delgada) a 9 (obesa) de acuerdo con la metodología propuesta por Nicholson & Butterworth, (15).
Evaluación de la grasa dorsal (GD). Fue evaluado al comienzo del programa reproductivo utilizando un dispositivo de ultrasonido (Aloka SSD 500, Tokio, Japón) con un transductor convexo de frecuencia de 3.5 MHz. La GD se midió, con el animal inmovilizado, en el área del anca entre la tuberosidad coxal y la tuberosidad del isquion, 2-3 cm por encima del trocánter mayor del fémur (16).
Análisis de costos. Se utilizó la metodología desarrollada por Torres-Aburto et al (17), para establecer el costo del intervalo entre partos por vaca al día ($0.98 USD), y el costo de oportunidad por día para una vaca abierta que no destetó un ternero ($0.96 USD). El costo del programa de IATF 1por vaca durante la fase, se calculó en $35.61 USD, el cual incluyó las hormonas, materiales desechables para IA, semen y la mano de obra (fase 1). Para la fase 2 (35 días), los gastos incluyeron: costo de mano de obra por vaca por día ($0.22 USD) y una dosis de semen ($7.73 USD). Para la fase 3 (45 días) los costos contemplaron la mano de obra y el costo de mantenimiento de un toro adulto por día ($1.85 USD). Por último, se calculó el costo total en cada fase y el costo de mantener una vaca abierta durante un año.
Análisis estadístico. Se utilizaron tablas de contingencia bidireccionales para las tasas de gestación en las tres fases para los grupos PP y OC. Además, se realizó una prueba de correlación de coeficiente de Spearman en la fase 1 y 3 para la edad, número de partos, puntuación de condición corporal, presencia de cuerpos lúteos, preñez y días abiertos. Todos los análisis estadísticos se realizaron en los paquetes estadísticos IBM SPSS 22 y GraphPad Prism 8. Se consideró un valor de p<0.05 para determinar las diferencias estadísticamente significativas.
RESULTADOS
Durante la fase 1 del estudio, el porcentaje de preñez fue significativamente diferente (p<0.01) para los grupos PP y OC, con 58.6% y 34.1% respectivamente (Tabla 1).
Al comienzo de la fase 1, las vacas del grupo PP se encontraron más delgadas (p<0.001) que el grupo OC, 3.6±1.13 y 5.4±1, respectivamente. Además, el porcentaje de vacas con cuerpo lúteo también fue diferente (p<0.05), para PP y grupo OC, 43.7% y 85.4%, comparativamente. Por el contrario, el grupo PP mostró una correlación positiva moderada entre la condición corporal y la presencia de cuerpo lúteo (r: 0.31, CI 95%, p=0.004). Además, una correlación negativa débil entre los días abiertos y la presencia de cuerpo lúteo, así como correlación positiva débil con la preñez (r: -0.23, IC 95%, p=0.030 y r: 0.22, IC 95%, p=0.044), respectivamente (Figura 2).
Durante esta fase, las vacas no gestantes del grupo PP tuvieron menos días abiertos (68.58±15.17 d) que las vacas gestantes (74.98±13.37 d). Por el contrario, las vacas gestantes y vacías del grupo OC, no mostraron diferencias estadísticas significativas con ninguna de las características (p>0.05).
En la fase 2, el porcentaje de detección de celos fue diferente entre grupos (p<0.05), 66.7% (24/36) y 85.2% (23/27) para PP y OC, respectivamente. La proporción de gestantes fue de 42.5% sin diferencia estadística (p>0.05) (Tabla 1).
Un total de cuarenta y tres vacas llegaron a la fase 3 (Tabla 1). La tasa de preñez fue de 44.2% sin diferencias (p>0.05) entre grupos. Sin embargo, la CC fue significativamente menor (p<0.0001), en vacas PP (3.88±1.87) que OC (7.4 ± 0.86). Aproximadamente el 90 % (p>0.05) de las vacas tenían un CL en este momento. En el grupo PP se encontró una correlación positiva débil (r: 0.46, IC 95%, p=0.019), entre la puntuación de la condición corporal y la presencia de un cuerpo lúteo (Figura 3).
Las vacas no preñadas del grupo PP tuvieron menos días abiertos 110.2 ± 11.89 y 141.5 ± 10.48 días, respectivamente. Por el contrario, las vacas gestantes y vacías del grupo OC no mostraron diferencias estadísticas significativas con respecto a ninguno de los parámetros descritos (p>0.05).
El análisis de costos tenía como objetivo discernir el valor de una vaca no gestante al final del programa reproductivo. El costo inicial para las vacas del grupo PP fue de $59.40 USD. En este momento el costo de oportunidad no se consideró en este grupo. Por otro lado, el gasto inicial para mantener a las vacas abiertas de la temporada de cría anterior (costos de oportunidad y mantenimiento) fue de $615.12 USD. Durante la primera fase de la temporada de cría, una vaca PP que permanecía abierta, representaba un costo total de $200.19 USD. Esta cantidad aumentaba a $ 278.68 USD, inclusive llegaba hasta $ 360.90 USD si la vaca no quedaba gestante durante la temporada de cría. En cambio, en el grupo OC, una vaca abierta al final de la fase 1 tenía un costo de $ 626.13 USD. En la fase tres, el costo determinado para una vaca no gestante fue de $711.9 USD. Por lo que, el costo total para mantener una vaca abierta durante un año fue de $1327.02 USD (Tabla 2).
DISCUSIÓN
La tasa de preñez obtenida en el presente estudio durante el programa de IATF (50.4%) es comparable a los datos obtenidos por otros autores como Sá Filho et al (3), Baruselli et al (4), Ayres et al (18), y Sales et al (19), quienes han trabajado con ganado Bos indicus utilizando tratamientos hormonales basados en dispositivos liberadores de progesterona (P4) junto con benzoato de estradiol (BE), prostaglandina (PgF2α) y tratamiento con gonadotropina coriónica equina (eCG) en el momento del retiro del dispositivo. Nuestros resultados señalaron que aproximadamente 60% de las vacas PP y un tercio de las vacas OC incluidas en el programa IATF habrían parido durante la primera semana de la temporada de partos. La incorporación de vacas abiertas (OC) del año anterior al programa IATF, redujo a la mitad el porcentaje de vacas gestantes durante la temporada de cría.
Durante la fase 1, las vacas del grupo PP redujeron su CC y hubo una menor proporción de vacas con presencia de cuerpo lúteo que en el grupo OC. Debido probablemente a que las vacas PP tuvieron una mejor tasa de gestación que las vacas OC en un programa IATF. Una explicación podría ser que las vacas del grupo PP tuvieron una mejor respuesta al tratamiento hormonal durante la IATF. La razón de esta disparidad pudo ser el uso de eCG (20), sin embargo, se necesita profundizar más en la investigación de este tema.
Por otro lado, al comparar sólo las vacas gestantes en el grupo PP, la mayoría tenía un cuerpo lúteo funcional, así como mejor CC. Estos datos coinciden con Diskin y Kenny (5), quienes mencionan que una mejor CC al comienzo de la temporada de cría, podría ser más importante que la CC al momento del parto.
Como también señalan Ibendahl et al (21), las vacas en el grupo OC habrían ganado más peso antes del programa reproductivo que las vacas posparto. En este último grupo, la puntuación de la condición corporal y los días abiertos influyeron directamente en la presencia de un cuerpo lúteo y en la gestación. Por otro lado, las vacas gestantes del grupo PP en la fase 1 tenían un mayor número de días posparto (74 días) que las vacas no gestantes del mismo grupo (68.5 días). Esta fue probablemente la razón por la que la actividad ovárica aumentó en aquellas vacas que comenzaron la temporada de cría más tarde en el período posparto. Estos datos coincidieron con la revisión de Stevenson et al (22) quienes señalan que el porcentaje de aumento de la ciclicidad de las vacas se encuentra relacionada con la CC. En este estudio, el mayor porcentaje de vacas con actividad ovárica se encontró de 81 a 90 días. No obstante, esta reflexión sólo podría aplicarse a las vacas del PP.
En la fase 2, cerca del 75% de las vacas diagnosticadas abiertas en la fase 1 fueron detectadas en estro. Larson et al (23), Sá Filho et al (3) y Rodrigues et al (24) en estudios similares, en donde las vacas que estuvieron expuestas a IATF y siguieron con un programa de IA con detección del estro, reportaron tasas de detección estro de 42%, 25.4% y 40%, respectivamente. En nuestro estudio se detectaron en estro 66.6% y 85.2% de los grupos PP y OC, respectivamente. Una posible explicación para esta diferencia con estudios anteriores podría ser que una mayor proporción de vacas abiertas estaban ciclando y es probable que mostraron estro. Por otro lado, podría ser la consecuencia del tiempo dedicado a la detección de estro (2).
El porcentaje de vacas preñadas durante la fase 2 fue similar al porcentaje obtenido en estudios anteriores (22,23) con valores del 36% al 45.5%. Cabe destacar que a pesar de un mayor número de vacas detectadas en celo el grupo OC, no se encontraron diferencias significativas en las tasas de gestación con el grupo del PP. La explicación más lógica podría ser la detección errónea de estro como han sugerido otros autores (5,24). No obstante, existe la posibilidad de que estos animales tengan un problema de fertilidad a pesar de la ciclicidad.
Existe una amplia información para suponer que sólo 50% de las vacas paren cada año en un programa de monta natural (25,26). Durante la fase 3, el porcentaje de vacas gestantes después del periodo de monta natural fue de 44.19%, como se encontró en estudios anteriores (27,28,29). En estudios recientes, Washaya et al (30) obtuvieron 56.7% de gestaciones con monta natural, en un período de tres meses. Lo anterior sugiere que la variabilidad en el desempeño de los toros podría ser responsable de limitar el aumento en las tasas de gestación (12, 31). Sin embargo, el toro podría estar en desventaja cuando se utiliza después de un programa de IA, ya que es probable que, en esta fase, se encuentren vacas que tienen problemas para concebir. Varios informes han destacado que no importa qué programa reproductivo se utilice, una característica constante es que alrededor del 20% de las vacas no quedan gestantes durante una temporada corta de cría (32, 33). El porcentaje de vacas abiertas al final de una temporada de cría fue similar en el presente estudio. La combinación de IATF, detección de estros y monta durante una estación reproductiva corta, busca tener el mayor número de preñeces, para conseguir una temporada compacta de partos.
Además, es muy posible que un gran porcentaje de vacas abiertas al final del período de cría puedan estar en anestro. Se necesita realizar una investigación más extensa sobre este tema, independientemente de las causas de esta deficiencia.
Debido a la naturaleza del sistema de producción de ganado vacuno, se requiere de un análisis económico. La eficiencia reproductiva está relacionada con la rentabilidad en una finca de cría de ganado bovino. El enfoque de análisis de costos en este experimento fue dirigido al costo de mantener una vaca abierta a la próxima temporada de cría. En efecto, como se observa en la tabla 2, una vaca abierta del programa anterior de cría cuesta 10 veces más al comienzo de la estación reproductiva (fase 1). La razón para mantener una vaca abierta para la próxima temporada de cría podría estar relacionada con una decisión de manejo. Ibendahl y Anderson (34) explicaron otros factores para decidir mantener una vaca abierta. Por ejemplo, el valor económico de las vaquillas de reemplazo, más el precio del ternero destetado y el costo de mantenimiento de la vaca. Por otro lado, Torres-Aburto et al (17) estudiando el costo de las unidades comerciales de cría de vacas en los trópicos del sureste de México. Concluyeron que el aumento del intervalo entre parto conducía hacia una disminución en el número de terneros por año, reduciendo la rentabilidad y estabilidad de la unidad de producción. En este experimento, el costo total de mantener una vaca vacía desde la temporada de cría anterior alcanzó un costo total de $1327.02 USD que fue 3 veces el costo de una vaca vacía del grupo PP al finalizar la temporada reproductiva.
En el presente estudio, la tasa de gestación en la primera fase fue mayor en las vacas PP que en las vacas OC. No se encontraron diferencias en las tasas de gestación correspondientes a las fases dos y tres. Al final de la temporada de cría, se encontró una tasa de gestación total de 80%. La inclusión de vacas abiertas del programa anterior de cría fue más costosa que la incorporación de vacas PP en todas las fases de la temporada reproductiva. Por tanto, retener una vaca vacía para la reproducción un año o más, no es económicamente factible para una unidad de producción vaca-becerro.
Conflicto de interés
Los autores declaran ningún conflicto de interés.
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MATERIAL Y MÉTODOS
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